Este cuento nunca se habría convertido en uno de mis favoritos. Contaba con dos elementos que lo hacen poco útil para el cole: elementos troquelados frágiles y poco "jugable", aunque precioso para contar y guardar. Pero me apunté a un taller y la conocí: la enorme Susa Herrera, que ideó una canción para este cuento y lo convirtió en el "prefe". ¡Hasta Carla, el bichín de mi corazón, la aprendió en cuanto la escuchó y la canta!
Susa también inventó otra para un cuento de monstruos, pero no la llegué a aprender. Una lastimita.
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