domingo, 14 de diciembre de 2014

LAS LAVANDERAS LOCAS (Quentin Blake & John Yeoman)


No sé por qué, quizá por mis vestigios de infancia, que no pierdo nunca, siento una atracción fatal hacia la literatura infantil. No he dejado de comprar libros para niños, y creo que terminaré abocada a abrir una biblioteca infantil, aunque sólo sea para tener un sitio donde guardarlos.

A veces los compro con la excusa de que es un regalito para... pero termino quedándomelo o regalándome otro ejemplar, como sucedió con Las lavanderas locas. Pocas veces me he reído tan a mandíbula batiente como con este libro. Lo abrí con Judith (que tampoco ya tenía edad para los que eligen las editoriales como destinatarios de estos libros), nos pusimos a leerlo, con lágrimas en los ojos, página sí y página también. Me dolía todo. Era sorprendente, chocante, hilarante, con huida trepidante... cualquier -ante. Nos lo pasamos de miedo intentando averiguar quién de ellas respondía a qué nombre (y nos equivocamos). En un momento determinado, cuando aparecen los que serán sus partenaires, vaticiné quién iba a ser la pareja de quién y, afortunadamente... ¡me equivoqué! Los autores formaron las parejas como les dio la gana, sin obedecer a estereotipos, lo cual supuso una nueva fuente de carcajadas. Es tremendo. Lo recomiendo. Cada vez que hablamos de libros divertidos, éste fue tan inolvidable, que a las dos es el primero que nos viene a los labios.









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